En 2023 se realizaron algunos pasos decisivos hacia el nacimiento de una realidad largamente esperada: un centro museístico y científico permanente dedicado a la secular historia de la emigración trentina. El proyecto de una «Casa Museo de la Emigración Trentina en el Mundo» entra pues en lo vivo, después de años de esfuerzos conjuntos entre instituciones y sociedad civil.
Después del evento de presentación de junio de 2022, en mayo pasado el Consejo Provincial de Trento aprobó un presupuesto de € 700.000 para la realización del Museo. La medida sigue a pocos meses la adjudicación del encargo para un estudio de viabilidad por parte de la Institución Museos del Mar y de las Migraciones del Ayuntamiento de Génova, el ente gestor del MEI – Museo Nacional de la Emigración Italiana, inaugurado en mayo de 2022.
Por qué el Museo de la Emigración Trentina en el Mundo en Pinzolo
La elección de Pinzolo como futura sede del Museo es el resultado de la colaboración entre las realidades más significativas del territorio. Al Municipio de Pinzolo, que ha destinado una parte del PalaDolomiti a la iniciativa, se añaden el Centro Studi Judicaria, la Asociación Trentini en el Mundo, la Fundación Museo Histórico del Trentino, la Oficina Emigración de la Provincia Autónoma de Trento. Testimonia la relevancia del proyecto para el ulterior desarrollo turístico de la zona, ya hoy renombrado destino tanto de verano como de invierno, la participación de la Empresa para el Turismo Campiglio Dolomiti.
Pinzolo y Val Rendena, en el Trentino occidental, conservan todavía hoy la memoria de flujos migratorios importantes y duraderos, a caballo de los períodos en que estos territorios pertenecieron al Tirol austrohúngaro y, posteriormente, al Trentino italiano. Desde principios del siglo XIX, estos valles alpinos han sido escenario de emigraciones especializadas, a menudo estacionales, hacia Europa y, posteriormente, también hacia las Américas.
Los habitantes de Rendena se han consolidado en el extranjero como salchichas, serrín (carpinteros y trabajadores de la madera) y, sobre todo, arrotini («moleta», en el dialecto local). Un monumento a esta última figura aparece a la entrada del pueblo desde 1969, como recuerdo de acontecimientos fundamentales para la identidad colectiva del valle y que pronto serán valorizadas, junto con muchas otras, en el nuevo Museo.
(Foto di Icy Alaska su Unsplash)